La retracción gingival, una patología sufrida por mucha gente, consiste en la pérdida de encía o hueso dejando al descubierto parte de la raíz de los dientes. Además de un problema estético, esta retracción puede afectar de forma importante a nuestra salud dental ya que las encías son un mecanismo de defensa cuyo sellado protege tanto el hueso como los tejidos que sujetan nuestra dentadura. Si la encía se debilita, su protección deja de ser efectiva desencadenando otras dolencias como un aumento de la sensibilidad dental y una mayor posibilidad de aparición de caries. Existen diversos motivos o causas que provoquen la retracción de encías. Os explicamos algunas de ellas.
Maloclusión o malposición dentaria. El contacto incorrecto entre las arcadas superior e inferior o una mala alienación de los dientes puede producir la retracción.
Bruxismo. El apretamiento involuntario de los dientes también promueve la patología.
Cepillado agresivo. Si nos cepillamos con fuerza las encías pueden inflamarse y retraerse. Hay que cepillarse en barrido y no por presión.
Ortodoncia. En algunas ocasiones la ortodoncia provoca un efecto de recesión o retracción de la encía, sobre todo en pacientes con encías delicadas.
Gingivitis o periodontitis. Obviamente las enfermedades de las encías provocan inflamación por la placa bacteriana acumulada. Si no se trata a tiempo, produce recesión gingival.
Piercings. Según un estudio, más de un tercio de las personas con piercings en la boca experimentan recesión gingival.
En caso de padecer retracción gingival, la única solución efectiva es acudir a nuestro dentista de confianza. Hoy en día existe una amplia variedad de tratamientos específicos que tienen como principal objetivo reparar la encía y prevenir daños mayores tanto de salud oral como de salud general.