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La ortodoncia, aliada de nuestras encías

Está demostrado que la ortodoncia y la salud de nuestras encías están íntimamente relacionados. Es por ello que los tratamientos de ortodoncia infantiles tienen como objetivo no solo conseguir unos dientes perfectos sino también evitar posibles problemas en el futuro. De hecho, las malposiciones y el desorden de las piezas dentarias pueden provocar a la larga un daño en los tejidos o una pérdida del hueso de soporte así como dificultar la eliminación de bacterias al hacer más complicada la higiene.

Estos son algunos síntomas de una encía inflamada:

  • Cambio de coloración; encía más roja o amoratada.
  • Cambio de forma; alteraciones del contorno, hinchazón, retroceso.
  • Sangrado de la encía al comer o cepillarse los dientes.
  • Supuración o heridas.
  • Mal aliento.
  • Sensación de movimiento o de dientes separados.

 

Tanto el movimiento ortodóncico de piezas como la pérdida ósea característica de un problema periodontal son consecuencia de una inflamación. La diferencia es que mientras la primera es aséptica, la segunda tiene su origen en una agresión bacteriana. Este hecho es fundamental ya que para garantizar el resultado óptimo de una ortodoncia resulta indispensable que la encía esté libre de inflamación. Si no es así, la remodelación de nuestros dientes podría tener efectos distintos a los deseados. Por ello, antes de iniciar cualquier movimiento dentario debemos asegurar que la encía del niño esté sana y permanezca así durante todo el tratamiento.

Si se aprecia cualquiera de estos síntomas, lo más recomendable es acudir a tu dentista de confianza para que evalúe la situación y pueda tratar el problema antes de poner en marcha un tratamiento de ortodoncia.

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